viernes, 18 de febrero de 2011

Una estrambótica "reunión formativa"

Durante días, nos negamos con mil y una excusas, reales o inventadas, a acudir a la “reunión formativa” convocada por Viborilla. Tal reunión era inútil, repetir cosas ya sabidas, sin más objetivo que hacernos perder dos horas de nuestro tiempo. Si se dice genéricamente que el tiempo es oro (Y lo es), esas dos horas eran especialmente valiosas para nosotros. Trabajando las noches consecutivas de miércoles y jueves. ¿Cómo creen que vamos a estar en condiciones de aguantar una “reunión formativa” a primera hora del jueves, justo a la salida de una noche de guardia? ¿Cómo podemos permitirnos además robar dos horas al sueño, si la noche siguiente también la trabajamos? No, desde el principio tuvimos claro que no iríamos.

Amparado por mi cargo de mando intermedio, dirigí un e-mail a Viborilla, reconozco que despectivo, comunicándole que no podríamos ir. Utilicé, sí, también lo reconozco, el tono con el que Luis XVI se dirigía sus lacayos. Viborilla se consumió de rabia, y dicen algunos que mientras lo leía llegó a pronunciar juramentos en lenguas desconocidas, pero, como nada podía hacer directamente contra mí, rebotó ese e-mail a la Gran Víbora. Investida del poder de los Inmortales de cuya confianza infinita goza, la intocable Gran Víbora se personó ante nosotros en carne mortal, y solo pudimos hincar ante ella nuestras rodillas en tierra, balbuceando vagas excusas incoherentes, para regocijo de Viborilla, que, a la diestra de su Señora, reía entre dientes. Así, por Decreto de la Princesa de las Tinieblas, la “reunión formativa” se haría, pesara a quien pesara, y si nosotros no dormíamos, era ése nuestro problema y de nadie más, que el sueño que podamos o no tener a la noche siguiente no es cuestión importante que deba distraer a la Gran Víbora de sus enjundiosos asuntos.

¡Qué sonrisa maléfica, que irónica dulzura, que jubilosa expresión de triunfo, la de Viborilla, la mañana de ayer jueves, llegando a tiempo de celebrar la tan odiada y odiosa reunión! Vestida de inmaculado blanco nupcial, y con la radiante mirada de una novia enamorada, saludó con respetuoso gesto a la Gran Víbora, sentada en su trono, mientras nos conducía a la Sala de Tortura. Que tristeza en cambio en nuestras miradas, vencidos, derrotados, cautivos y desarmados, si bien, eso sí, planeando ya en aquel momento mil formas de refinada venganza...

La reunión empezó con problemas técnicos que obligaron a movilizar al Departamento de Informática en pleno, y luego, ya solucionadas tales cuestiones, Viborilla nos dirigió durante casi una hora, en un insoportable tono cansino y monótono, un plúmbeo aserto carente de sentido, pomposo y vacuo, con florituras verbales dignas de un Obispo hablando Ex Cátedra sobre Teología.

Este cuento sin embargo tiene un final inesperado. Tras soportar durante casi una hora tan farragosas explicaciones, cuando todos habíamos perdido el hilo, y yo rodaba ya por la pendiente que conduce de la sobresaltada entrevela al sueño más profundo, irrumpió en la Sala la Dra. Mondieu, extrañamente convertida en huracán de fuerza cinco. Aunque la Dra. Mondieu es nominalmente la jefa directa de Viborilla, su condición de cantamañanas le impide ejercer el cargo con la debida autoridad, máxime cuando Viborilla está protegida por la Gran Víbora. No obstante esto, y por algún milagro atribuible a la intervención de San Judas Tadeo, patrón de los imposibles, La Dra. Mondieu se presentó allí de improviso, decidida a tomar las riendas de la reunión. Aunque le escociera como sal marina vertida en una herida abierta, Viborilla se hizo a un lado con cara de circunstancias, mientras la otra lo revolucionaba todo, se hacía un lío, negaba cosas que había dicho su subordinada, se erigía en Único Oráculo a quien consultar (A pesar de su ignorancia, o quizás debido a ella, se considera a sí misma referencia única de toda información), y se dedicaba a echar mierda sobre cualquier persona que cuestionara lo más mínimo su autoridad o competencia. Me desperté de golpe ante tal acumulación de despropósitos. Increíble pero cierto, ¡era posible explicar las cosas peor explicadas aún que con las pésimas explicaciones de Viborilla!

Al menos, esas dos horas no se desperdiciaron del todo. Aunque perdiera dos horas de sueño y hoy esté más cansado de lo habitual, camino de mi casa pude reírme bien a gusto de la cara de mema (boca apretada, pómulos hinchados, ojos casi bizcos...) que se le había quedado a Viborilla, y de la estúpida soberbia ignorante de la Dra. Mondieu creyéndose de verdad experta en la materia...

6 comentarios:

Doctora Anchoa dijo...

Mmmm...qué bien. Regalaría gustosa un par de horas de mi tiempo libre por ver a alguna persona relegada públicamente. Qué mala soy y qué poco me importa XD.

pseudosocióloga dijo...

Que tremendo, que impotencia.Y ya sabes la venganza es un plato....que se sirve frío.Aunque yo, personalmente, creo que a todo cerdo le llega su San Martín.

Co dijo...

Que rechazo que genera la gente soberbia, no? Pero que risa da cuando hacen el ridículo y se chocan contra una pared.
No hay cosa más fea que sufrir de sueño y tener que enfrentar una reunión de ese tipo!

Besos!

deMónicamente dijo...

pasé a agradecerte la visita!

me gustó el relato...interesante!!

me dejaste pensando quién es quién en mi círculo social....jajjajjajaa

andaré cerquita.
kisses

Desde mi realidad dijo...

Al menos te has reído... Todo tiene un lado positivo... ;)

la reina del mambo dijo...

Hasta las situaciones más ridículas y extranboticas tienen su lado positivo. Te has reído.
Buen fin de semana.
Un beso