viernes, 30 de noviembre de 2012

Paradojas de la vida

Desde el Departamento de Recursos Humanos de mi empresa se me apremia a que pida, de manera inmediata, los días personales que me restan por pedir este año. Se me insinúa en el mensaje que es mi culpa no haberlos pedido antes, y mi responsabilidad por tanto que se vaya al traste el dimensionamiento del equipo, al tener por narices que concentrarlos entre diciembre y enero, cuando si los hubiera solicitado a tiempo hubiera sido todo más fácil. Tal vez lo hubiera sido, pero lo que ha pasado no es mi culpa, ni tan siquiera fruto de mi voluntad, no he pedido ni disfrutado hasta ahora esos días porque el dimensionamiento del equipo ha estado todo el año bajo mínimos, y no había margen para que uno o varios de sus miembros disfrutáramos de los días personales que nos pertocaban sin que todo se hundiera. Renunciamos pues a ellos, aunque fueran nuestro derecho. El propio Departamento de Recursos Humanos nos presionó para postergar la solicitud, como ahora nos presiona para presentarla de inmediato. Primera paradoja.
 
Pido pues esos días, atendiendo a las necesidades de la empresa, que conozco bien tras ocho años trabajando en ella. No lo hago por altruismo ni porque me haya poseído un extraño espíritu corporativo, sino por mi propio interés: Mientras más ajuste mis demandas a las necesidades empresariales, más fácil será que me concedan mis peticiones sin rechistar. Pues bien, al cabo de dos días recibo la respuesta. Me han concedido todos los días que había solicitado, menos uno. Solo que ese día denegado era el único que realmente quería para hacer algo concreto, el único día para el que tenía planes. Los demás los he pedido por pedir, porque tengo derecho a ellos y no renuncio a mis derechos. En suma, se me ha concedido lo que me es indiferente, y se me ha denegado lo que de verdad quería y necesitaba. Segunda paradoja. Y las que me quedan por ver...

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Los meses de silencio


Pues sí, como algunos de vosotros, fieles lectores (Muchísimo más fieles de lo que nunca pude llegar a imaginar), habéis descubierto ya, ayer martes volví a escribir en este blog, después de meses de inactividad.

Han sido meses de plomo, más que de oro. Meses en los que he visto a varios compañeros perder su empleo, o empeorar notablemente sus condiciones laborales. Meses en los que he vivido en mi entorno más íntimo y cercano varias rupturas sentimentales, todas teñidas de amargura y dolor. Meses, en suma, en los que lo malo ha abundado más y mucho más intensamente que lo bueno.

No ha sido eso, sin embargo, lo que me ha impedido escribir, aunque ha influido, porque es cierto que no quería convertir este espacio en una especie de memorial de agravios en que simplemente me desahogara contando penas sin número, un “blog protesta” plagado de desgracias y negatividad. El no tener nada bueno, alegre o positivo que explicar me tiraba para atrás cada vez que pensaba en retomar mi actividad como blogger, al menos para dar señales de vida, sí, pero lo que de verdad me impedía escribir una sola palabra cada vez que me sentaba frente al ordenador y abría el escritorio de mi blog, cada vez que clicaba “nueva entrada” para acabar clicando “cancelar” al cabo de pocos minutos, era un cierto hastío de mostrar mis vergüenzas en público (las mentales, que son muchos peores de mostrar que las físicas), un cansancio de publicar nuevas entradas después de hacerlo casi a diario, ininterrumpidamente, durante más de un año consecutivo. Cansancio de la blogosfera en general, incluso de leer y comentar, hasta el punto que desde mayo hasta después de verano apenas entré en ningún blog ni leí ninguna entrada. Era como si necesitara desintoxicarme.

Ahora el hastío que siento es el de no escribir hace tanto tiempo, el de no leeros ni saber de vosotros ni compartir penas y alegrías (últimamente, ya os lo he dicho, muchas más penas, por desgracia) con tantos y tan buenos amigos, aunque sean virtuales, como aquí he hallado. He vuelto, pues, y decidido a quedarme. No son las mejores circunstancias personales ni generales. La última bofetada que la vida, el destino o la providencia, elegid la expresión más acorde a vuestras ideas, ha soltado en mi entorno, la ha recibido un primo de Elma, con el que siempre nos hemos llevado bien, a principios de este mismo mes de noviembre que ya agoniza: El día uno, perdió su empleo, y apenas una semana después le detectaron a su mujer un cáncer de mama. Difícil situación para hacerle frente. Pocas expectativas de que un hombre ya entrado en la cuarentena halle empleo, con una hija aún pequeña que mantener, y sin que su esposa pueda apoyarle en estos momentos en que ella misma necesita más apoyo que nadie, por no hablar de las estrecheces económicas que les aguardan en su futuro inmediato. No son las mejores circunstancias para superar este trance... Pero la vida sigue, la rueda de la fortuna no deja de girar, y mientras hay vida hay esperanza, eso pienso yo al menos.

He vuelto. Prometo seguir escribiendo. Os reitero las gracias por vuestra preocupación y fidelidad. El punto y aparte ha sido de tal intensidad que he decidido cambiar de nickname, aparcar el Jan Berg con el que era conocido y volver a ser Janton, nick con el que me siento mucho más identificado. Como en mi primer blog, cuando me ilusionaba escribir y compartir ideas  y experiencias. Asimismo, he aprovechado el fail del anterior contador de visitas para establecer nuevo contador, y empezarlo desde cero, porque, sin borrar nada, es un nuevo comienzo. Así puedo decir, tras tanto tiempo, ¡Nos leemos...!

martes, 27 de noviembre de 2012

¿Y ahora qué?

Bien, ya está, al fin ha finalizado el proceso electoral que ha tenido paralizado el país entero durante los últimos meses. ¿Y ahora qué?

Siguiendo la dinámina, para mí perversa, de medias verdades y mentiras completas que pueblan la política profesional, quienes han perdido claramente las elecciones, a pesar de haberlas ganado, una de esas curiosas paradojas que hace la política, siguen empeñados en que la convocatoria electoral ha sido correcta y productiva, cuando no ha hecho sino paralizar durante demasiado tiempo la acción de gobierno y dejar un turbio panorama, una situación mucho más compleja y enmarañada que antes de la cita electoral.

Considero que el gran derrotado es Artur Mas. Él órdago en toda regla que lanzó al estado español, y en general a la ciudadanía, solicitando un apoyo masivo de los electores a su proyecto y a su persona que le permitiera ir más allá de la mayoría absoluta, rebasándola y erigiéndose en líder casi mesiánico de los catalanes, ha demostrado finalmente ser un farol, una impostura. Lejos de lograr lo que pretendía, su grupo pierde doce diputados, y tendrán que lograr pactos y acuerdos con otras formaciones para gobernar y sacar adelante los proyectos legislativos (Empezando por los ya urgentes presupuestos, que en acabando Noviembre aún no se han elaborado los del año que viene) necesarios para gobernar en los meses venideros. A pesar de que el Sr. Mas ha tratado de minimizar y relativizar lo ocurrido, es un varapalo en toda regla a su gestión.


Lo que a mí personalmente me preocupa más es que tal como está formado el nuevo parlamento autonómico creo casi imposible que se puedan llegar a acuerdos duraderos de gobierno, con lo que ya me veo dentro de pocos meses abriendo un nuevo proceso electoral, costoso e improductivo. Matemáticamente, CiU solo puede pactar con tres grupos para obtener mayoría de gobierno: PSC, PP y ERC. Creo muy improbable un pacto con PP o con PSC, que quieren mantener el status quo de Catalunya dentro del estado español, frente a la deriva soberanista de CiU, una diferencia programática e ideológica que provoca un abismo muy difícil de salvar. Queda la opción de ERC, con la que existe el punto en común de organizar un referéndum para la autodeterminación y en su caso la creación de un nuevo estado catalán separado de España. Sin embargo, aunque muchas voces vaticinan que esa será la opción de gobierno, y por más que ambos compartan el anhelo independentista, no hay que olvidar que, más allá de temas identitarios, CiU es un partido de derechas (en algunos aspectos MUY de derechas), y ERC es de izquierdas (en algunos aspectos MUY de izquierdas), y no los veo, en estos meses que vendrán, que ya se sabe que serán tan duros en lo económico como han sido los meses pasados, no los veo, decía, compartiendo decisiones sobre recortes, control presupuestario y disminución del déficit. Sus posturas sobre la economía y la gestión de la crisis, sobre estos temas que conforman el día a día de la actuación del ejecutivo, son totalmente opuestas, y eso, más allá de himnos y banderas, me temo que hará imposible el establecimiento de un pacto sólido de legislatura.


El tema es que, si CiU no logra acordar con nadie el apoyo necesario para obtener una mayoría legislativa cómoda, el país de volverá ingobernable, ya que no conseguirá sacar adelante ni un solo proyecto de ley, y mucho menos unos presupuestos para el 2013 que serán, a todas luces, muy restrictivos. Insisto, me veo en pocos meses viviendo de nuevo un proceso electoral. Eso sería económicamente desastroso, y ampliaría, me temo, la ya evidente fractura social que empieza a haber entre separatistas y unionistas. Ojalá alguien encuentre una fórmula de acuerdo para evitarlo. Ojalá.