domingo, 13 de febrero de 2011

Un sábado entre brasas

La empresa donde trabaja Elma, a pesar de haber crecido en los últimos años,  conserva aún las dimensiones, modos y maneras de la pequeña empresa familiar.

En esa empresa hay responsables de área, pero solo un jefe, Petrake, el fundador, el empresario, el dueño de la empresa en el más amplio sentido posible del término. Petrake, debido a problemas familiares de los que no es momento de hablar ahora, hace ya tiempo que, a pesar de su natural sociable, se encuentra bastante solo. Tiene dinero, ánimo, desparpajo, y cuerpo (Aunque ya no cumple los cincuenta, se conserva bastante bien) para salir de marcha, vivir la  noche, y ligar si se tercia con más de una y más de dos. Pero eso, más allá de falsas vanidades masculinas, alivia solo la libido, y si me apuras sube el ego y aumenta la autoestima, pero no, nunca, cura la soledad.

Petrake se refugia en su empresa, a la que ha convertido en un sucedáneo de familia. Y no hablo solo de ser adicto al trabajo, no, aunque también. Para él, la empresa es un auténtico sucedáneo del entorno familiar: Petrake realiza toda clase de actividades paralelas con sus empleados, y ellos, entre agradecidos y compasivos, le cuidan más como a un amigo necesitado que como a un jefe que se extralimite (¡Y vaya si se extralimita!) mucho más allá de lo meramente laboral. Sus empleadas, Elma entre ellas, hacen toda clase de trabajos domésticos para él, desde prepararle comidas a coserle los pantalones. Sus empleados le hacen mudanzas, o le acompañan a actividades particulares. Él, a cambio, les hace regalos, desde viajes a ropa, además de prestarse a facilitarles favores de todo tipo, que Petrake, muy bien relacionado en el mundo empresarial, sirve lo mismo para un barrido que para un fregado.

Ayer sábado, Petrake había organizado una “costellada” en una de las más grandes y célebres cavas de Sant Sadurní d’Anoia. Él, como siempre, correría con todos los gastos. Iríamos por medios propios y, a las diez de la mañana, nos reuniríamos en el asadero anexo a las bodegas de cava.

A esa hora, sin que uno solo llegara tarde, Petrake pudo pasar revista a sus tropas. Todos sus empleados, sin que faltara uno, acompañados de parejas e hijos, estábamos presentes. Elma y yo fuimos en el coche de su compañera Mercè  y el marido de ésta, Manel, con los que congeniamos y que viven cerca de casa de Elma. Formábamos un grupo variopinto y supongo que curioso a ojos ajenos. En la empresa de Petrake hay gente de orígenes tan diversos como para formar una pequeña ONU donde todos tienen su sitio y su función... Y donde todos discuten, amistosamente, eso sí, casi igual que en la ONU de verdad.

Argentinos y uruguayos discuten por quién asa mejor la carne. No sabría decir. Unos y otros la asan de maravilla. A título individual, eso sí, el ganador sería uruguayo, ese Rocchia que siempre deja el churrasco en su punto...

Bolivianos y colombianos discuten por quién es capaz de comer más carne de la que asan argentinos y uruguayos. Tampoco entre ellos sabría declarar ganador, todos comen como pirañas cuando se ponen a ello...

Los rusos se encargan sin discusión de las bebidas, por más que protesten los rumanos. Ahí no, ni hablar, no hay color...

Los españoles, que somos minoría, no si por lo de la Madre Patria, acabamos haciendo siempre de mediadores entre los bandos sean estos cuales sean. Bueno, y comemos y bebemos, por supuesto, hasta hartarnos, que de eso se trata...

El día ha acompañado, además. Un sábado de Febrero que bien podía ser de primavera, soleado y con agradable temperatura. En resumen, que hemos comido como gauchos, bebido como cosacos, cantado, bailado y reído cual comparsas de carnaval... Y sí, sobre todo en lo que a Elma y a mí respecta, después de un par de semanas muy duras, hemos logrado desconectar por fin, y simplemente disfrutar de la carne, la jarana, el día de asueto, y de nuestra mutua compañía, que ya nos hacía falta.

El sol caía lentamente tras el horizonte, iluminando la tarde de irisaciones violáceas,  cuando volvíamos a Barcelona, sentados Elma y yo en el asiento trasero del Chevrolet de Manel y Mercè. El potente motor 2.0 Diesel ronroneaba bajo el capó, y la música de Kiss FM, recopilando grandes éxitos de las últimas décadas, animaba el regreso. Cansados, permanecíamos los cuatro en silencio. De pronto, algo hizo que todos a la vez saltáramos en los asientos. La voz de Sally Oldfield cantando Moonlight Shadow. Aunque no era precisamente mi estilo, mucho más guitarrero y rockero, el álbum Crisis, de Mike Oldfield, se ha convertido en uno de esos referentes generacionales para todos los que compartimos una determinada franja de edad. Y así, sin darnos cuenta, hemos empezado a vociferar los cuatro, no cantar, no, que ninguno se sabía la letra, sino más bien tararear en Badspanglish, el dialecto en el que cantan los no-anglófonos, al compás, eso sí, de la guitarra de Mike y la voz de Sally. He tomado a Elma de la mano, y ella, mirándome, se ha reído francamente como hacía muchísimos días que no la veía reir. Y yo también me he reído, y he pensado, en ese preciso instante, que era feliz, y que debía dar gracias, en forma de este artículo, por esos momentos perfectos, esos pequeños e imprescindibles placeres de la vida. Y gracias, claro, a Mike y Sally Oldfield...

"I stay
I pray
I see you in heaven far away
Far away on the other side.
Caught in the middle of a hundred and five
The night was heavy but the air was alive
But she couldn't find how to push through
Carried away by a moonlight shadow
Carried away by a moonlight shadow
Far away on the other side…"

6 comentarios:

la MaLquEridA dijo...

Ahhhhhhhh! qué bonito. Me ha encantado que hayan reído y disfrutado mucho que ya se lo merecían. Ojalá tengan muchos días así.



Un fuerte abrazo.

pseudosocióloga dijo...

Si es que somos felices con tan poco.....

Anónimo dijo...

este además de bueno es positivo! que ya sé que mucho más a menudo de lo que querríamos nos obligan a ser críticos, como no lo voy a saber si soy don indignado!! pero hay que mantener cierta distancia, para no ponerse "pedres al fetge" je, je, recuerdos a Elma. JDG

la reina del mambo dijo...

Que tengáis muchos días así.
Hace falta bien poco para ser felices, a veces.
Besos

Doctora Anchoa dijo...

Y ser feliz para mí es simplemente buscar muchos de esos momentos. Disfrutad el uno del otro que os merecéis un poquito de cancha.

Celia dijo...

Lo bonito es que disfrutes de esas pequeñas cosas y que seas consciente de tu suerte.