martes, 15 de marzo de 2011

Novia mojada, novia afortunada

El pasado sábado, 12 de marzo, era el día elegido para la boda de la Supervisora Missia, la Gran Víbora.

El pasado sábado, 12 de marzo, fue un día frío, gris y desapacible, plenamente invernal. Un día en que, entre otras inclemencias climáticas, llovió sobre Barcelona de la mañana a la noche, sin una sola tregua.

El pasado sábado, 12 de marzo, poco antes de las diez de la noche, entré en la sede de la empresa donde trabajo, haciendo de tripas corazón para parecer bien dispuesto a iniciar un turno de guardia nocturna, cosa que no era en absoluto cierta, porque me había costado un mundo despedirme de Elma en la estación de metro de Santa Eulalia para irme a trabajar, y aún me dolía en los labios ese último beso con música de acordeón de fondo, y me encontré para mi pasmo, sorpresa y estupefacción con una auténtica juerga en el Office: Varias compañeras del turno de Tarde habían introducido subrepticiamente tres o cuatro botellas de cava (El alcohol está totalmente prohibido en horas de trabajo y en las dependencias de la empresa en general) y brindaban por la boda de nuestra superiora sin reprimir las risas cínicas ni los gritos estentóreos. “¡Novia mojada, novia afortunada!” chillaba a viva voz la que iba más perjudicada.

Era todo, claro, un fortísimo ejercicio de cinismo y falsedad. Por lo que brindaban, por lo que estaban tan contentas, tan risueñas, tan desaforadamente alegres, era por el día de perros que estaría teniendo Missia. Gozaban imaginándosela empapada en su blando atuendo nupcial, los invitados pelándose de frío, la fiesta arruinada… Se regodeaban de manera indecente y mezquina en la desgracia ajena, con el (para mí) agravante de hacerlo en forma pública y festiva, considerando motivo de festejo que Missia lo estuviera pasando mal y se viera frustrada en su sueño de boda perfecta por las inclemencias meteorológicas.

Missia no me cae bien. He sufrido en el pasado alguna de sus decisiones tendenciosas e injustas, y por más que con el tiempo hemos mejorado algo nuestra relación profesional, evitando encontronazos, de sobra sé que llegado el caso me quitaría de en medio sin dudarlo, como ha hecho con otros que le estorbaban. No, definitivamente, considero a Missia mala persona, un bicharraco de la peor especie. Pero esto… Este jolgorio porque llueve, este refocilarse imaginando a la otra caída, frustrada, enfadada y hundida… No, esto no está bien, esto tampoco es lo que toca, es injusto, innecesario, indigno de seres civilizados. Claro, que suponer que todos los ciudadanos de este Occidente hedonista, autista y enajenado en el que vivimos están realmente civilizados es mucho suponer. Es, en realidad, una muestra de falsedad, de ese absurdo optimismo buenrollista contra el que tantas veces me he manifestado. Somos en realidad envidiosos, rencorosos, ambiciosos, mentirosos, cínicos, mezquinos y absolutamente egoístas, bien que lo sé. Una auténtica mierda de sociedad que hemos creado entre todos…

NOTA: Sé que hace muchos días que no dejo comentarios en vuestros blogs, aunque os leo. No me lo toméis en cuenta. A ver si dentro de poco puedo dedicaros algo más de tiempo...

La imagen que ilustra el artículo está sacada de la página de moda nupcial Bodaclick.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Sabes? la gente no es de vive y deja vivir, si fueramos todos así sería perfecto. Yo soy más de... si me caes mal o no te soporto no me interesan tus alegrias, pero tampoco me alegro de tus penas. Simplemente paso.
Sí, somo así, cínicos y mezquinos. Con lo fácil que es ignorar y pasar... luego nos quejamos de las cosas que nos pasan. Según haces así recibes.
En fin, no me enrrollo más que si no te suelto una parrafada impresionante. Un beso y saludos!

pseudosocióloga dijo...

¿refocilarse?
Ya sé que no está bien pero si algo le sale mal a mi compañero odiado es muy difícil que yo no me ¿refocilée?, coñe, que difícil.

la MaLquEridA dijo...

No es que me alegre cuando a alguien que detesto le pase algo malo, pero creo que se lo merece.

No te preocupes por no dejar comentarios, lo bueno es saber que estás bien.


Un beso.

Madame dijo...

Esta sociedad llena de caretas... en algún momento nos hace estallar de rabia, y en otros nos hace matar de la risa...
la vida en rosa...

besos y abrazos Jan, nos estamos leyendo.

Co dijo...

Me parece muy acertado lo que decís. Creo que hay muchas malas personas en el mundo, en nuestros ámbitos sociales y laborales, pero el hecho de regodearnos con el mal ajeno nos vuelve tan o más malas personas que ellos, no?
Considero que el hecho de que a Missia le haya tocado un día tan feo para su boda es un poco el karma que le devuelve el universo por sus actitudes, no? Pero así también va a suceder con tus otras compañeras que festejaban.
Como siempre digo, por más insignificantes que sean nuestras actitudes suman para que el mundo en que vivimos y la sociedad sean un poco mejores. O al menos ayudan a no empeorar, no? Asique sigamos para adelante!


Besos

Gloria C. dijo...

Lamentable, pero cierto gente que se alegra y se regodea con el mal ajeno es lo que abunda.
La envidia, ese sentimiento que envenena, es tan común, tan de cada día.
Yo verdaderamente odio eso, es mal sano, hipócrita y dañino, para quien lo siente, más que para quien lo despierta.
Y sin duda pajarracos como esta mujer supervisora de tu ofis, son en pan de cada día en cualquier empleo, pero ni siquiera a esas personas, se les puede descargar toda la podredumbre, que tienen muchos.
Abrazos querido Juan, un placer enorme volver a leerte.
Tartacha.

Celia dijo...

Después de ver el "cariño" que tienes a la novia. Me sorprende gratamente que te parezca mal la celebración de tus compañeras.
Va a ser verdad que eres raro.
;-)