miércoles, 23 de marzo de 2011

Muy mal tiene que estar todo...

Mal, sí, muy mal, debe estar la cosa, cuando Lía, vieja compañera del turno de Mañana, la más intrigante y lianta, la más reivindicativa y luchadora, la rebelde más recalcitrante que ha pasado por la empresa donde trabajo, haya vuelto al redil, con las orejas gachas, apenas medio año después de irse. Lía pidió la Baja Voluntaria, tras buscar y encontrar otro trabajo, teóricamente mejor, y al despedirse no se cortó un pelo en expresar, en alta y clara voz, lo que pensaba de la empresa, los jefes, los compañeros, los protocolos, los servicios... Vamos, que no dejó títere con cabeza. Mala idea. Ahora, Lía ha vuelto, firmando, claro, un nuevo contrato, sin la antigüedad que tenía, en una categoría profesional inferior a la que había conseguido, y en peor turno, en el que quedaban plazas libres, que no le iban a guardar su antiguo puesto en su antiguo turno, lo mejor de lo mejor. Ahora deberá empezar de nuevo, desde abajo, y algún que otro compañero, antes supeditado a ella y ahora por encima suyo en el organigrama, tiene jurado que se las va a hacer pasar bien putas. Mal, sí, realmente mal, debe estar todo, fuera de aquí, cuando ella, que no es tonta, y lo sabe, acepta volver, empezar de nuevo, comerse toda la mierda que le tienen preparada...

Mal irán las cosas cuando Spezia, compañera de Elma, una mujer decidida e infatigable, una luchadora que ha sacado adelante, sola, a cuatro hijos nada menos (¡cuatro!), y que en su vida ha dado sobradas muestras de valor y de carácter, empezando por el día en que abandonó su casa en un acomodado barrio porteño y sin dudarlo un segundo metió a sus cuatro hijos en un avión transoceánico con destino Barcelona, sin saber bien dónde iba pero teniendo claro que nunca añoraría lo que dejaba atrás, se come su orgullo y, en vez de irse, como hubiera hecho sin duda hace dos años, se queda en la empresa a pesar de haber perdido la guerra contra la pérfida Palmira, nuera del jefe, que le ha quitado el cargo, la consideración, el poder y el prestigio. Se queda, bajando de Directora Comercial a mera Jefa de Equipo de Ventas. Elma sabe que se debe estar muriendo de rabia, frustración y coraje. Pero, a pesar de todo eso, se queda, soportando carros y carretas, burlas y sonrisitas. Mal, sí, muy mal, debe verlo todo Spezia, para quedarse en tan draconianas condiciones.

Mal van las cosas, pero que muy mal, cuando yo mismo, por no hablar solo de otros, acepto, aunque piense que es una solemne injusticia y una total insensatez, quedarme a la salida de mi turno, después de trabajar diez horas, esperando a la Supervisora Moira, que me ha pedido que me quede a hablar con ella de una serie de temas pendientes. Es una injusticia y una insensatez porque Moira, normalmente, entra a las 07:30 y yo salgo a las 08:00, por lo que nos vemos casi todos los días sin necesidad de citarnos, así que resulta incomprensible que la tenga que esperar justo el día en que ella entra más tarde... Pero me quedo, claro, porque la cosa está muy mal, ya se sabe, no hay quien se juegue el puesto, ni quien valore la dignidad más que la seguridad, no, yo tampoco, no creáis. Así que la espero, armándome de paciencia, y cuando por fin llega ella, sin prisas, que no hay motivo para apresurarse, si total solo me tiene a mí esperándola, debo poner mi más hierática cara de póker para que no se me note el cabreo mientras ella, dispersa, me suelta una retahíla inconexa de divagaciones sobre temas diversos, todos ellos tratados y discutidos ya mil veces, y me siento estúpido oyendo cosas que ya sé a unas horas en que lo que debería estar haciendo en cubrirme la cabeza con las sábanas. Mal, muy mal, van las cosas, bien claro está, si soporto eso sin rechistar, consolándome con que otros soportan cosas peores, triste consuelo éste, pero el único que tenemos.

Caminamos, me temo, hacia una sociedad de esclavos consentidos, sometidos al poder, idiotizados por los mass media, y sin ninguna conciencia social ni política. Mal, muy mal...

4 comentarios:

Misaoshi dijo...

Sí, muy mal, amigo mío, está todo.

Y ayer lo comentaba con una amiga:

"Si no te arrodillas, pasas de tus jefes, no tienes estudios, eres una vaga, hablas como un camionero, no renuevas porque no te da la gana, no aceptas algún trabajo porque te da pereza cobres paro o no... y eres una asquerosa" - "Lo sé" fue su respuesta entre risas... y aún así la siguen llamando para trabajar. Lleva así 4 años, trabajando cuando le place y no le llaman de uno, ni dos, sinó de 3 y 4. ¿RAzón? Nadie lo sabe: experiencia, supongo, o físico o buena compañera que nunca recibe quejas (pero de esos hay muchos y lo pasan mal igual).

Y luego veo a amigos míos o ¡de mis padres! ya mayores y muy experimentados en muchos trabajos, y no encuentran, buscan y no encuentran...

Muy mal está todo, sí. Y no lo comprendo. Sólo que algunos tienen un algo (digamos físico y presencia) y su teléfono no para de sonar incluso cuando han aceptado otro contrato.

Y bueno, he leido todas tus entradas pero te comento poco porque sólo puedo cuando traigo el portátil, que en el curro no puedo U_U

Saludos :) y como siempre, me encanta como escribes.

Anónimo dijo...

Tal y como estan las cosas hemos llegado al termino de abuso. Saben que aguantas porque no te queda más remedio, porque no hay trabajo.
A mí misma me han explotado mil veces, la gente me dice que por qué aguanto... está claro, aguanto porque no me quedan más cojones. O aguanto o no trabajo. La cosa está así.

pseudosocióloga dijo...

Si está muy mal la cosa, pero yo creo que lo de tragar también va con los años, aprendes que por muchas cosas no vale la pena pelear.

Madame dijo...

te aplaudo el que pongas cara de poker porque muy pocos ya lo harían... recagados despues de 10 horas de guardia... osea... como que ya vale lo que diga no??

besos y abrazos Jan, nos estamos leyendo.