viernes, 30 de septiembre de 2011

Misterios de la Planificación (Primera Parte)

En primavera, Dirección pidió a Helena (con hache) que no solicitara ni disfrutara los días personales que le quedaban por solicitar y disfrutar, todos los del 2.011 y algunos pendientes del 2.010, que los dejara para después del verano.

Para convencer a Helena (con hache), porque en ese momento interesaba, y mucho, convencerla, se le prometió que no se le aplicarían las estrictas normas que sobre materia de días personales rigen en mi empresa, que cuando le fuera bien a ella, siempre después de verano, se le permitiría pedir varios días personales juntos, o pegados a vacaciones, en fin, que podría saltarse las normas a la torera, en pago de su buena voluntad, esperando varios meses a poder ejercer sus derechos.

Pues bien, hete aquí que ya pasó el verano, y que a Helena (con hache) le gustaría tener libres varios días de Octubre, así que, tal como le prometieron que podría hacer, solicita tres días seguidos. ¿Respuesta? Solicitud denegada. ¿Motivo? Incumplimiento de las normas internas de la empresa sobre días personales, ya que no se pueden pedir varios seguidos. Vergonzoso. Pero aún hay más.

Helena (con hache) no desespera, muy al contrario, consigue un cambio de guardia para el día del medio de los tres, y solicita de nuevo como personales los otros dos, ahora ya no seguidos. ¿Respuesta? Solicitud denegada. ¿Motivo? Necesidades del Servicio. O sea, ya con guasa.

Cuando interesó a Dirección, se le ofreció a Helena (con hache) todo lo que pidiera, a cambio de que pasara por el aro y aceptara un menoscabo en sus derechos. Ahora, cuando ya la han utilizado y no la necesitan, de lo hablado nada de nada.

Es cuento viejo éste, ya sabéis, prometer hasta meter, y después de metido nada de lo prometido, pero vamos, me sigue sorprendiendo esta actitud en nuestra cúpula directiva, cuando es sabido que más tarde o más temprano volverán a necesitar que otra persona, tal vez incluso la misma Helena (con hache) renuncie a alguno de sus derechos o realice un sobreesfuerzo más allá de lo exigible, renuncias y sobreesfuerzos que cada vez menos gente está dispuesta a hacer viendo luego el pago miserable que se da a los que bailan cuando Dirección silba. Lo peor de todo es que los servicios se aguantan en gran medida gracias a la buena voluntad de los trabajadores, y francamente, cada vez nos queda menos de esa buena voluntad, cada vez estamos más hartos de las jugarretas de los jefes. ¿Revolución? No, ni hablar. Pero pasotismo y desinterés, de eso a mansalva. No sé qué es peor...

2 comentarios:

Doctora Anchoa dijo...

Bufff, eso de prometer el oro y el moro y luego no cumplir me suena mogollón... Lo peor es que, no sé en tu empresa, pero en otras la gente sigue tragando.

pseudosocióloga dijo...

Ya sé que en todas partes cuecen habas(con hache) pero lo de tu empresa es mucho...pero que mucho.