jueves, 7 de abril de 2011

Tres móviles para Nena

-A ver, explícamelo otra vez, ¿Por qué llevas encima tres móviles?

Nena suspira de nuevo, con esa tristeza extrañamente antigua en una chica de su edad, y se dispone a explicarlo por quizás quinta vez. Antes, extrae del amplio bolso de rafia color arena los tres aparatos. Estamos sentados en la destartalada mesa de un bar muy cutre, indigno de la zona alta en la que nos hallamos. El local tiene un pomposo nombre vasco, pero todos le conocemos como “La Guarra”, imagino que no hará falta que explique por qué. A pesar de lo cual, se ha convertido en nuestro punto de encuentro ineludible. “Nos vemos en La Guarra...” Y allí nos vemos, sí, y allí bebemos cual si fuera hidromiel del Olimpo el líquido oscuro que solo eufemísticamente puede llamarse café, y allí comemos con fruición unos pringosos bocadillos de muy dudosa salubridad, servidos por un rancio camarero de uñas negras y pelo aceitoso. Nada de esto importa, es “La Guarra”, y por alguna razón que nadie ha logrado descubrir aún, la sentimos como algo nuestro.

Pasan pocos minutos de las ocho de la mañana, hay poca parroquia en La Guarra, y podemos instalarnos a gusto en una de sus mesas. Acabamos de terminar una guardia nocturna realmente infernal, y, demasiado alterados y cansados, de nada serviría irnos a la cama. Todos somos aves nocturnas veteranas, sabemos distinguir entre el dulce sopor que indica que conviene acostarse sin perder el tiempo, y la vigilia desvelada, el agotamiento plomizo y hasta doloroso que sabemos que no nos dejará dormir por mucho que lo intentemos. Mejor, en este caso, tomárnoslo con calma, dejar que el sueño llegue despacio, pausada y paulatinamente, sin pretender forzarlo.

Nena, os decía, extrae de su bolso los tres terminales telefónicos, y los coloca alineados sobre la mesa.

-Este es el mío, mi número de siempre, un Vodafone. Este otro, de Orange, lo compré para hablar con mi ex, porque él era de Orange y me costaba un riñón llamarle desde mi Vodafone. Este otro es un MoviStar. Me lo compré al poco tiempo de cortar con él, porque el muy cabrón conocía los otros dos números, y se pasaba días enteros llamándome para insultarme y amenazarme.

-Pero, cuando empezaste con él y no querías seguir en Vodafone, ¿No hubiera sido mejor pedir la portabilidad de tu número de Vodafone a Orange, en vez de comprarte otro móvil?

-No, no. Tardaba mucho. Además, en Orange, al darme de alta, me regalaron el terminal…

-Y luego, al cortar con él, cuando te insultaba y amenazaba, ¿No hubiera sido mejor dar de baja los dos números, ya que pensabas comprar otro, y dejarte de historias…?

-No. Quiero tenerlos para grabar sus mensajes amenazadores. Así le puedo denunciar a los Mossos con pruebas palpables, si no… Además, gracias a que los conservé pude evitar un pufo mayor. Que el muy jueputa había comprado varios ordenadores a mi nombre, utilizando mis datos, mi dirección, mi DNI, y una cuenta bancaria que previamente había abierto también a mi nombre en Banesto, y aún me hubiera costado más…

-¿Más que qué? – inquiere de nuevo Amy, que está especialmente preguntona esta mañana de primavera

Nena hace un mohín de disgusto, no sé bien si por la interrupción o por la incómoda pregunta.

-Más de los tres mil euros que me robó… - Hace una larga pausa, y cuando vuelve a hablar, parece realmente aliviada - ¡Menos mal que pude evitarlo! Este teléfono (El de Orange) era suyo, lo usaba él, pero yo se lo pagaba cada mes, lo tenía domiciliado en mi banco. Cuando me dí cuenta de lo que me había robado, fui a una tienda, dije que lo había perdido y pedí un duplicado de la tarjeta SIM. De este modo lo “recuperé” para mí, vamos, que le dupliqué el móvil. El cabrón lo había dado como teléfono de contacto para el negocio de los ordenadores, y por eso me enteré a tiempo de la estafa, y de que me había abierto cuenta en Banesto. Si  no, hubiera comprado los ordenadores a mi nombre, con mis datos, con esa cuenta falsa, los hubiera vendido a terceros compradores, quedándose el dinero, y. como su nombre no aparecía en ninguna transacción, el vendedor me los hubiera reclamado solo a mí. Me libré de una buena…

Hace otra pausa. Creo que espera que Amy o yo digamos algo. Pero según parece ni ella ni yo tenemos demasiadas ganas de hablar.

-Que pudo ser mucho peor - prosigue en tono justificativo – Que luego me enteré a otra chica le sacó casi cincuenta mil euros con una estafa parecida en una compra venta de un piso…

-Pero eso… ¿Mientras estaba contigo? – pregunta, ahora sí, Amy

-Sí. Fue una de las muchas tías con las que me engañó.

-¿La que dejó embarazada?-intervengo yo

-No, no, otra… Esa ya tuvo bastante con el bombo…

Me quedo pensativo. No es el sueño lo que me está invadiendo, sino una rabia ciega. Intento pensar en cosas buenas y agradables, en bucólicos atardeceres campestres, en doradas playas paradisíacas, o en las oscuras areolas de los jugosos pechos de Elma. No quiero que me posea del todo la rabia, si eso ocurre, ya será imposible dormir. Cáusticamente, como es ella, Amy pone fin a la conversación, tras beber de un trago el amargo carajillo de brandy que se ha hecho servir.

-Si es que elegimos siempre a los mejores, ¿verdad, Nena?

12 comentarios:

Misaoshi dijo...

Madre mía, carece de sentido pero ella consigue dárselo xD si ella vive bien así...

Y sí, no siempre elegimos a los "mejores", pero que te toque bueno a la primera es raro, por no decir casi imposible.

Saludos y por otros 11 años más, pero más tranquilos...

Anónimo dijo...

Joder una cosa es no elegir a los mejores y otra elegir semenjante bicho... Parece una historia de película XDD
Saludos

la reina del mambo dijo...

Que barbaridad!!!
A veces justificamos lo injustificable, pero tanto!?
Un beso

Doctora Anchoa dijo...

Madre mía como está el patio. Queda faaaatal decirlo, pero cuando leo u oigo cosas así, sólo puedo pensar en la suerte que he tenido yo.

Madame dijo...

momentos como este me alegran de estar soltera.... hay cada patán en el mundo...
pero bueno...
como que al salir de tu turno no puedes dormir directamente... yo lo hago sin mayor problema... el cansancio doblega... mmm
besos y abrazos Jan, nos estamos leyendo.

la MaLquEridA dijo...

Está consciente de lo que ha pasado y eso la hace estar atenta aunque parezca metida en líos lo tiene todo controlado.

Patanes siempre habrá y mujeres listas que no lo parecen también, aunque le hayan robado, mala onda del tipo.



Besos Jan.

Lakacerola dijo...

Si la susodicha lee estas palabras que no lo tome a mal, peroooo... o es tonta o es tonta.
No puedo entender a este tipo de personas que se meten en líos o que si lo han hecho de buena fe, y tienen la opción de rectificar sus vidas siguen enfarragadas de ese modo, pero claro, no tod@s somos iguales.
Un abrazo.

pseudosocióloga dijo...

La realidad sieeeempre supera a la ficción.

Co dijo...

Que cabrón ese ex de Nena! Por favor! No puedo creer que estas cosas pasen en la vida real!
AHora yo me pregunto, ¿cómo es posible que él vaya y abra una cuenta a nombre de otra persona? Acá en Argentina eso no es posible.

Menos mal que ella fué astuta y pudo enterarse a tiempo, no!

besos!

Desde mi realidad dijo...

Qué increible!!!

EriKa dijo...

¡Vaya elemento!, menos mal que se lo quitó de encima, aunque más vale tarde que nunca.

Besitos.

Maria dijo...

Hay algo en este tipo de historias que me resulta sorprendente: el que pueda pasar tanto tiempo entre el momento en el que comienzan y el que se es consciente de lo que está pasando. Y, lo que es peor, a veces, transcurre todavía más tiempo hasta que hay una reacción. Supongo que, de alguna manera, hay algo que ata las manos.

La historia es como para no dormir, no es que no eligiera a uno de los mejores, es que se quedó con lo peor.