martes, 15 de noviembre de 2011

Aprendiendo la cruda realidad

Mina es una joven enfermera, recién titulada, que está en periodo de formación en mi empresa para incorporarse al turno de noche, a mi equipo, si todo va bien, a finales de mes. Mina conserva el idealismo de la juventud y la candidez de la inexperiencia, y, francamente, no creo que esté preparada para este servicio, aunque no me extraña que la hayan contratado porque a la Supervisora de Enfermería le gustan los perfiles profesionales especialmente bajos. Perfiles que no lleguen a hacerle sombra.

Ayer, lunes por la mañana, Mina, junto a otros once afortunados, entre los que me contaba, asistía a una sesión formativa sobre los nuevos procedimientos establecidos por uno de nuestros clientes, un laboratorio farmacéutico para el que efectuamos tareas de línea médica de algunos de sus productos. Esos malditos “árboles de decisión” con los que en teoría debemos resolver todos los casos que se nos presenten pueden ser útiles llegado el caso para unificar criterios y establecer protocolos, pero no pueden ser considerados exactos al cien por cien, ni infalibles, y deberían permitir una cierta flexibilidad en vez de ser aplicados taxativamente sin excepciones. Pero me desvío del tema.

En medio de la formación, especialmente plúmbea y farragosa, la Supervisora de Enfermería, que actuaba como Formadora, explicó que se consideraba “Caso Potencialmente Crítico” cualquier queja, denuncia o reclamación efectuada por un cliente que pudiera dañar la imagen del laboratorio o causarle pérdidas de algún tipo. Mina, que hasta entonces había ido oyendo las enrevesadas explicaciones con cara de póker y sin mover una pestaña, saltó de pronto, indignada ante esta aseveración.

-Creía que Caso Potencialmente Crítico hacía referencia AL PACIENTE. Cualquier cosa que no funciona como debe y que empeora la salud del usuario de ese producto, y no al revés, considerar crítico solo lo que pueda perjudicar al laboratorio...

-Es el laboratorio quien nos paga, Mina – replicó la Supervisora – Trabajamos para él, no para los pacientes más que de manera indirecta. Por tanto, seguiremos sus indicaciones, y buscaremos lo mejor para ellos como clientes. La idea es avisarles a tiempo de cualquier cosa de la que puedan ser considerados responsables, ayudarles a prevenir acciones legales y minimizar posibles daños, nada más que eso. Si además ayudamos a algún paciente, mejor, pero no es lo importante.

-Pero la prioridad médica... – insistió Mina – Creo que la prioridad médica debe pasar por encima de cualquier otra consideración, sobre todo las cuestiones económicas o administrativas. Debemos buscar el bienestar del paciente, muy por encima de los beneficios de la farmacéutica, aunque sea quien nos paga.

Visiblemente irritada, la Supervisora dejó caer la mano izquierda abierta sobre la mesa de madera, que restalló en un sonoro golpe que nos sacó a todos de la duermevela en que nos había sumido su enrevesado y monótono discurso anterior.

-¡Basta! - exclamó. Y miró a Mina con tal fijeza que la hizo callar - No quiero discutir tonterías. ¡Aquí estamos para ganar dinero, y el que quiera otra cosa, que se vaya a Médicos Sin Fronteras!

Por una vez, y sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo con la Supervisora de Enfermería, aunque casi todos se quedaran mirándola boquiabiertos. Ésta es la cruda realidad de la vida. Mina, querida, aprende pronto, o te van a dar palos de todos lados...

6 comentarios:

Anónimo dijo...

pienso como vos. es NUEVA, está APRENDIENDO... no enseñando. si no le parece bien que se valla a vivir a CUBA...

Mi casa de juguete dijo...

Los inexpertos muchas veces metemos la pata, pero pronto se dejará de idealismos, en cuanto se enfrente a la realidad del día a día...

Misaoshi dijo...

De verdad, es la cruda realidad, pero si todos fuéramos como Mina, y conste que yo lo soy por eso me da tanta rabia, pero me voy adaptando (y bien que he aprendido en estos 7 años en mi puesto), el que manda es el que más gana...

Doctora Anchoa dijo...

Pues voy a ser la voz disidente. A mí lo que me da una pena inmensa es ver a médicos, una profesión en teoría vocacional, pensando de tal forma. Nunca hay que perder la idea de que uno se hace médico o enfermera para curar y ayudar a la gente. Tal vez sea Mina la que tiene razón, y el resto de los de tu empresa los que están equivocados.

pseudosocióloga dijo...

Ya se dará por vencida, no hay prisa.Pero al menos que lo intente, al menos que durante medio minuto haga a los demás pensar en cómo nos acomodamos, si toooodos fuéramos como ella otro gallo nos cantaría.

Sra. T dijo...

Tú mismo lo has dicho: la cruda realidad de la vida!

Besicos