Esta mañana he dado la “vuelta al armario”, expresión que, hasta que conocí a Elma, creía que usaba todo el mundo, pero es, como tantas otras cosas, particular de mi familia, y que describe esa actividad que todo el mundo lleva a cabo por lo menos dos veces al año, consistente en guardar la ropa de la temporada que acaba, en este caso la manga corta y prendas de verano, aprovechando el espacio que deja libre en el armario la ropa de la temporada que empieza, y que se pone de nuevo en uso. En este caso, camisas de manga larga, jerseys, cazadoras, parkas y demás atavíos de invierno, guardados desde el final de la primavera, cuando empezó a hacer calor, pero que, ante la anunciada bajada de las temperaturas, se necesitan de nuevo.
Este trámite por demás habitual y anodino de dar la “vuelta al armario” a mí siempre me hace reflexionar, y sí, ya lo sé, soy de natural reflexivo, qué le vamos a hacer. En primer lugar, me pasma la cantidad de ropa que acumulamos (acumulo). Yo no soy un fashion victim, sino más bien discreto y clasicote, pero aún así dispongo de camisas tanto de manga corta como de manga larga de todos los colores imaginables, amén de camisetas de tirante, manga corta, manga larga y sin mangas, polos de manga corta y manga larga, jerseys, chaquetas, parkas, cazadoras… Cuando veo la multitud de prendas que pueblan mi armario, recuerdo a mi abuela diciéndome que las mujeres eran “más complicadas”, pero que un hombre solo necesitaba un par de mudas de pantalón y camisa, quita y pon, para diario, y un traje con una camisa mejor y algo más nueva, para los domingos. Eso le bastaba y le sobraba para ser elegante. ¿Cómo es posible que hayamos pasado de lo uno, exagerado por un lado, a lo otro, exagerado por el lado contrario, en apenas dos generaciones?
Dar la “vuelta al armario” es, además, una especie de rendición, o al menos así lo siento yo. Uno asume al sacar la ropa de invierno que el mal tiempo está a la vuelta de la esquina, y no queda sino prepararse para recibirlo y soportarlo. O sea, uno se rinde a la evidencia. Está claro que no podemos detener el tiempo ni evitar que las estaciones sigan su curso, ni lo pretendo, pero, aquí en Barcelona al menos, la estación cálida comienza ya a finales de mayo, lo que nos deja aproximadamente unos cinco meses de buen tiempo. Supongo que comprenderéis que después de cinco meses pudiendo salir a la calle poniéndote cualquier cosa encima, y de estar por casa prácticamente en cueros, se me haga cuesta arriba pensar en cazadoras acolchadas, batas guateadas o camisetas térmicas. Vamos, es que sudo solo de pensarlo…
En todo caso, inevitablemente, el dorado y cambiante otoño se desliza imparable hacia el plateado y gélido invierno, y según parece mañana mismo entrará un frente frío que bajará radicalmente las temperaturas, que ya no volverán a recuperarse, no hasta los valores de la semana pasada. El tiempo de la manga larga, mal que me pese, ha llegado. Procuraré tomarlo con calma. Ya veis, hay quien da la vuelta al mundo, o quien sale del armario, cuestión ésta muy en boga últimamente. Yo en cambio, original que es uno, lo que hago es dar la vuelta al armario.
La imagen que ilustra el artículo, extraída de la web eons.com, se titula “dream room”, y no, no somos ni Elma, ni yo, ni ninguno de nuestros armarios…
12 comentarios:
Por este lado del mundo la temperatura no suele ser tan extremosa aunque si hace frío en invierno y otros lados del país aquí no es tanto así que no tenemos que guardar más que chamarras, abrigos pero nada más.
Un beso.
¡Me gusta la expresión!
Yo pienso ugual que tu, acumulamos demasiadas cosas...
Un beso
Ya es otoño, toca cambiar otra vez. Piensa en todas las oportunidades que tal vez te aguarde la nueva temporada. Al menos, así visto, cobra emoción!
¿camisetas de tirantes?¿exteriores?....mmmmm....a tu abuela no le hubiera gustado.
No lo guardes todo todo!, que aunque venga el frio oficialmente, aun nos queda el "Veranillo de San Martín"!
Unos 3 ó 4 días primaverales en pleno invierno, si no recuerdo mal, a finales de Noviembre.
Besitos!
Justo ayer me pasé todo el día de domingo reorganizando los armarios. Y de paso: los muebles. Y de paso: el bajo de la cama. Y de paso: limpieza general.
Odio los domingos coincidente con las bajadas de temperatura xDD
Por cierto, ha llovido en Madrid por fin, desde la JMJ que no lo hacía (15 de agosto o así). Y se agradece la vida!!
Yo la verdad es que tengo poca ropa, cuando acumulo algo más y sé que es ropa que no usaré la meto en bolsas y las dono así que siempre tengo sólo aquello que gasto. Para mí los cambios de ropa de una estación a otra no suelen llevarme mucho tiempo.
Pues yo tengo suerte; sin tener una habitación semejante a la de la foto, mi armario es lo bastante grande como para que quepa toda la ropa, de invierno o de verano. Así por lo menos me ahorro el lavado y planchado de toooodo lo de la temporada que saco XD.
Puffff, llevo toda la semana en ello y me he buscado mil excusas. ¡Con decirte que he sacado sólo dos camisas de manga larga y unas botas y estamos a miércoles!...
Este año me resistía a que llegara el abominable tiempo del frío y la lluvia y me han hecho caso por ahí arriba. Hasta el día 21 de octubre rondando los 25-30 grados.
Pero mañana no me salva ni dios de dejar de cancanear, quedarme en casa y empezar a deprimirme revolviendo mis 45 metros de piso, puaj.
Me está entrando frío nada más que de leerte y por aquí todavía disfrutamos de buena temperatura.
Un abrazo.
Recuerdo que hace un par de años leí un blog que explicaba lo de guardar su ropa de verano y sacar la de invierno y yo me mate de la risa, llamandolo exagerado. Ahora viviendo de este lado del mundo, los entiendo perfectamente. Como dice la Malque en América (al menos centro América y Sud América) no padecemos de estos cambios radicales de temperaturas. Que le vamos hacer... yo te confieso he estado esperando con ansias el invierno, adoro el frío y sobre todo la lluvia...
besos y abrazos Jan, nos estamos leyendo.
La expresion es genial, aunque a mi hacerlo me hunde...
Por cierto soy Pérfida
Un saludo coleguita
Publicar un comentario