¿Cómo puede haber salido todo tan mal?
Hace una semana que regresé, y aún no había tenido fuerzas para escribir…
Todo lo que hemos hecho en este mes de Agosto que, afortunadamente, agoniza, todo, se ha girado, se ha complicado, ha salido mal o directamente ha sido imposible.
Antes de salir, perdimos los billetes de RENFE de regreso. Tuvimos que comprarlos de nuevo, las mismas plazas, y aún estamos en trámites para la devolución del precio de esta segunda compra. Lo que teóricamente iba a ser tan fácil como presentar en la oficina de atención al cliente los billetes visados por el interventor del tren conforme éramos nosotros mismos quienes ocupábamos las plazas vendidas dos veces, ha acabado siendo un farragoso trámite con escritos y cruce de e-mails que dura y perdura y que aún no tenemos ni idea de cuando ni cómo acabará. Asco de procesos administrativos...
Las obras de arreglo del patio interior de mi casa, que debían estar finiquitadas en Julio, aún no han empezado, ni se sabe cuándo van a empezar. Y por cosas que voy viendo y oyendo, me empieza a oler la cosa a chamusquina. Asco de comunidades de vecinos...
El pueblo de Elma, en alerta sanitaria por plaga de insectos. Ni a ella ni a mí nos habían picado nunca tantas clases de bichos en tantos lugares distintos. No hablo de mosquitos. Hablo de arañas, pulgas y garrapatas. No os lo podéis imaginar. Yo, en mi pueblo, no había visto jamás algo semejante. Picaduras que no curaban las cremas antialérgicas. Ampollas enormes rellenas de pus que reventaban dejando heridas purulentas que solo podíamos untar con varias capas de Topionic o Betadine. Todos los días sintiendo una mezcla de dolor, picor y escozor. Asco de bichos...
Problemas con mi familia, los esperados, claro, con mi madre. Pero problemas también, más inesperados éstos, con la familia de Elma, que en todas partes cuecen habas. Ahora, a mis casi cuarenta y tres años, empiezo a comprender y valorar el viejo adagio que dice que familiares y trastos viejos, pocos y lejos. Asco de familia...
Y un viaje de regreso un tanto surrealista, con avería mecánica en el tren que nos traía incluida en el precio (doble, que los compramos dos veces) de los billetes. Asco de viajes...
Total para que, al llegar, nos encontremos con más problemas, esta vez de tipo laboral. En mi trabajo, la última promoción de trabajadores incorporada a la empresa, los que llamábamos “bilingües”, que contrataron en Julio, ha sido barrida como por un huracán. Solo uno queda de la decena larga que se incorporaron antes de mis vacaciones. En el trabajo de Elma, el huracán ha alcanzado proporciones apocalípticas. Gran Pau, su jefe, ha iniciado una relación sentimental con una de las empleadas, quien no ha tardado ni un minuto en tomar las riendas de la empresa, con la aquiescencia de su novio, ponerse a dar órdenes a quienes hasta ahora mismo eran sus iguales e incluso superiores, y tratar de reorganizarlo todo según su idea preconcebida de cómo debía ser. La oposición frontal de las demás, que no aceptan órdenes suyas, ha provocado una guerra de imprevisibles consecuencias. Asco de trabajo...
Si tengo tiempo y ganas (ando escaso de ambas cosas), iré escribiendo algunas “Estampas agosteñas” en las que detallaros con unas pocas pinceladas lo que ha sido y está siendo para mí este agosto de mierda.